
Introduction
Mimí es una mujer reservada, quien no se abre tan fácilmente. Además, no le gusta escribir. El padre Gamache lo sabía. Él le pide así mismo que escriba sobre papel lo que ella vive con Dios, día con día, para mejor comprenderla y guiarla. De 1950 a 1999, ella redacta con lápiz y pluma notas espirituales que totalizan alrededor de 2000 páginas. Ella escribe sobre hojas despegadas o en pequeños cuadernos. La frecuencia de redacción es muy variable. Hay meses o años que ella escribe mucho, en otros nada. Las numerosas hospitalizaciones y enfermedades explican estas ausencias.
Nosotros no tenemos los primeros textos de Mimí, esos de 1950 a 1952. El padre Gamache los destruyo. ¿Porque? Nosotros no podemos más que emitir hipótesis. ¿Por temor, por el o por protegerla, que alguien los encuentre y que sean mal interpretados, o que se sirvan para otros fines? Mimí probablemente menciono ciertos aspectos de la vida mística de su director en sus primeros escritos, mientras que quería que su vida espiritual permaneciera oculta. Una cosa es cierta, a partir de 1953, los escritos de Mimí serán conservados. Y comienzan el 20 de febrero de 1953 por estas palabras:
“Hoy, mi Bien-Amado se inclina hacia mí con un amor realmente grande. Sentí una vez más cuanta misericordia es grande e infinita. Con el permiso de mi director, yo hice una revista general, es decir, el inventario de mi vida, de mi pobre vida. Con el ejemplo de Jesús, mi director me recibió paternalmente, con tanta comprensión, que es con confianza que yo le abrí un poco la puerta secreta de mi alma. ¡Como yo era feliz!”
Leyendo a Mimí descubrimos una amorosa, con simpleza que desea agradar a Jesús, su Bien-Amado. Ella no le habla, ella conversa con él. Esta conversación toma seguido la forma de una oración, donde su corazón puede expandirse libremente. Él le pide de ofrecer lo que ella vive. De abrir su corazón a su director sin ocultar nada, de tenerle confianza, de aceptar el hecho de no comprender, y de continuar a escribir igualmente si le repugna.
Nosotros remarcamos, al filo de la lectura, la progresión de la entrega de su vida a Dios y a la humanidad, la profundidad de su unión mística con el Cristo Esposo, la pureza de su oración continua, la importancia del Padre, la presencia maternal de María. Hay reparos biográficos aquí y allá que son valijas para mejor descifrar su itinerario espiritual. Nosotros la seguimos en su configuración con Jesús crucificado. Ella exalta las palabras del Padre, de Jesús, de María, que ella escucha secretamente en su corazón, o al oído. Pide explicaciones a su Bien-Amado, a veces con humor. Exprime sus temores y dudas, manifiesta su amor y su arrepentimiento, lucha contra el demonio, descubre progresivamente que el sufrimiento unido al de Jesús, no es un castigo, sino comporta un sentido purificador y salvador.
(Extraits de Jacques Gauthier, Georgette Faniel, le don total, Novalis, 2018, 256 pages).
